El contacto no sólo refuerza el vínculo con el recién nacido, sino que favorece su desarrollo físico y psicológico, promoviendo mejores condiciones para su crecimiento.
El contacto como necesidad
«A través del contacto corporal con la madre, el niño establece sus primeros contactos con el mundo. Este contacto corporal con los demás es la primera fuente de bienestar, seguridad, calor y predispone cada vez más a nuevas experiencias. Un ser humano puede ir por la vida ciego y sordo o completamente privado de los sentidos del olfato y el gusto, pero no puede sobrevivir sin las funciones propias de la piel» (Ashley Montagu, antropólogo británico del siglo XX).
El sentido en el que se basa el masaje es el tacto.
Innumerables evidencias científicas avalan que es necesaria para la supervivencia del organismo, y que una adecuada estimulación táctil tiene una importancia fundamental para el sano desarrollo del comportamiento del individuo, ya desde su nacimiento.
El tacto es el primer sentido que se desarrolla durante nuestra vida intrauterina: a las ocho semanas de vida, cuando el embrión en el vientre materno mide tres centímetros, basta un roce superficial de los labios para que reaccione apartando la cabeza; a partir de entonces, el tacto seguirá siendo una necesidad vital.
El contacto concedido y fomentado durante el masaje infantil puede ser importante para el desarrollo psicofísico del niño. Pero también para la madre es indispensable: ella «nace» al mismo tiempo que su recién nacido, necesita sentirlo sobre ella, necesita construir esa intimidad con él que será la base de su relación, necesita acogerlo, acunarlo con su cuerpo.
Masaje neonatal
Para muchas civilizaciones, el masaje ha sido el primer arte médico y, para algunas de ellas, la práctica de masajear a los niños es un arte transmitido de generación en generación.
Vimala McClure (fundadora de AIMI, Asociación de Masaje Infantil) introdujo el masaje infantil en el mundo occidental moderno integrando su propia experiencia, los efectos beneficiosos del masaje indio y sueco y los principios del yoga y la reflexología en un programa sencillo.
Puso nombre a los masajes, dio una secuencia específica para bebés con cólicos, desarrolló la técnica del toque de relajación y un curso completo para padres, presentado por primera vez en 1976. Desde entonces, el masaje infantil se ha enseñado a los padres de todo el mundo y se ha reconocido su importancia.
Beneficios del masaje neonatal
Las prestaciones para el recién nacido pueden dividirse en cuatro categorías generales:
- Interacción con el mundo exterior (lenguaje, atención…);
- Estimulación (crecimiento, desarrollo psicofísico…);
- Alivio (cólicos, dolores de crecimiento…);
- Relajación (mejora del sueño, del tono muscular, de la capacidad de reconfortarse, disminución del estrés…).
Los beneficios para los padres y la familia son numerosos:
- Promueve la relación;
- Influye positivamente en el proceso de vinculación y apego;
- Mejora la autoestima y disminuye los estados de ansiedad de los padres porque aumenta la comprensión de su hijo;
- Fomenta la participación temprana del padre;
- Mejora la calidad del tiempo que se pasa con el niño.
Durante el masaje, se estimula a los padres para que escuchen realmente lo que su hijo intenta comunicar y respondan primero a sus necesidades.
Conclusiones
El masaje infantil es una práctica positiva tanto para los niños como para los padres, y es posible y recomendable empezar a realizarlo desde las primeras semanas de vida.
Los padres que han asistido a un curso de masaje infantil saben que el contacto debe respetar los estados de comportamiento del niño: hay que masajearlo cuando está tranquilo y atento, no mientras llora. El propósito del masaje no es aprender a reconocer todos los diferentes síntomas o estados del niño, ni utilizar una técnica perfecta o particular; sino ser capaz de ofrecer contacto y fomentar una comunicación profunda.
El padre puede realizar cualquier movimiento que considere adecuado para su hijo, adaptando la secuencia de masaje como desee. Siempre se puede hacer algo para ayudar a un niño a recibir el contacto, sólo es cuestión de descubrir la forma adecuada para ese individuo en particular.