En este artículo he querido destacar la importancia del tratamiento de masoterapia en la pared abdominal, las técnicas fundamentales que debe tener el masajista para aportar beneficios a la salud de su cliente/paciente.
Índice de contenido
El abdomen y su importancia
La cavidad abdomino-pélvica ocupa el espacio comprendido entre la base del tórax, delimitada por el principal músculo inspiratorio, el diafragma, y la base de la pelvis, cubierta por una serie de músculos voluntarios que determinan el llamado suelo pélvico.
Hasta la fecha, muchos estudios científicos han corroborado los múltiples beneficios sobre la funcionalidad de los sistemas digestivo, circulatorio y nervioso que aporta el masaje en el abdomen, y en particular:
- La respuesta nerviosa parasimpática inducida por las maniobras estimula la actividad digestiva;
- Se activan la circulación sanguínea arterial y la circulación linfática;
- Se reduce el estancamiento venoso;
- Las funciones secretoras del estómago se normalizan, por lo que la producción enzimática de los jugos gástricos;
- Se reactivan las contracciones peristálticas intestinales, que son el mecanismo fisiológico del organismo para hacer avanzar el contenido a lo largo del tubo digestivo hacia el recto;
- Si relaja la musculatura abdominal;
- Las funciones excretoras se restablecen en los casos de estreñimiento;
- Se alivia el estreñimiento y el dolor intestinal, la diarrea, los cólicos, el meteorismo y las náuseas;
- Ayuda a restablecer el tamaño del útero en el periodo posparto;
- Tiene un efecto calmante o estimulante sobre el sistema nervioso autónomo o neurovegetativo simpático/parasimpático. Como recordatorio, la piel y el sistema nervioso derivan originalmente, en la división celular, de la misma capa germinal: el ectodermo.
El Masaje Abdominal
Incluye maniobras directas sobre los músculos abdominales, superficiales y profundos, y maniobras indirectas que por estimulación refleja actúan sobre todas las vísceras, órganos y glándulas situados en esta cavidad, como estómago, intestino delgado y grueso, riñones, bazo, hígado, páncreas, vejiga.
Este tipo de masaje debe realizarse cuando los músculos abdominales están totalmente relajados y descontracturados, por lo que nunca inmediatamente después de ejercitarlos, sino que es aconsejable realizarlo un día después de esto y nunca con el estómago lleno.
La acción mecánica de las maniobras debe ejercerse sobre la piel, el tejido subcutáneo (tejido adiposo y conectivo) y el tejido muscular compuesto por el recto abdominal, los oblicuos externos e internos y el transverso abdominal.
La postura del Masaje Abdominal
La posición que permite el mejor acceso al tratamiento del abdomen para mantener la zona abdominal descontracturada y poder aplicar la presión, es en decúbito supino con las rodillas flexionadas, levantadas de la camilla y apoyadas en una pila de almohadas o cualquier soporte acolchado.
Para respetar la intimidad del cliente/paciente y mantener la temperatura corporal, se realiza el drapeado extendiendo una toalla o funda de almohada sobre el pecho y una sábana grande que cubra las extremidades inferiores justo por debajo de las caderas. La única parte que queda al descubierto será el abdomen y los brazos de la persona a la que se le da el masaje estarán apoyados en su pecho para que sus manos sujeten el paño y actúen como barrera física para tocar su abdomen.
La manualidad
Acceder suavemente a esta parte íntima del cuerpo es la regla número uno que hay que tener en cuenta. Para masajear el abdomen de una persona, hay que ganarse su confianza. Debe evitarse un enfoque demasiado directo y firme, mientras que es aconsejable sensibilizar el contacto de las manos del masajista sobre el abdomen con una intensidad de presión adecuada a las necesidades de la persona que recibe el masaje. Los signos clínicos de que el abdomen no está relajado mientras se le da un masaje pueden ser muchos y todos son manifestaciones de resistencia por parte de la persona masajeada. Algunos de ellos son: abdomen contraído, rodillas cerradas, cara con expresiones de angustia o malestar, hombros agitados, respiración bloqueada, etc.
Por lo tanto, es aconsejable no aplicar nunca una presión excesiva, tanto por un aspecto anatómico-funcional, ya que los órganos internos del abdomen sólo están protegidos por una pared muscular, y una estimulación demasiado intensa podría provocar lesiones en las estructuras subyacentes; como por un aspecto psicológico, ya que puede inhibir ese efecto sedante que resulta especialmente agradable para las personas ansiosas y estresadas.
La presión debe ser eficaz sin causar dolor. Al principio debe ser ligera y poco a poco se va haciendo más intensa antes de volver gradualmente a la técnica manual inicial. La persona masajeada debe sentir inicialmente una percepción de ligero dolor y luego un agradable placer. Si durante el tratamiento el cliente/paciente siente la estimulación en una zona determinada que es muy sensible y receptiva para él, es aconsejable disminuir la velocidad de ejecución de la maniobra mientras se aumenta la presión. Por lo tanto, la destreza manual debe ser lenta y firme, más que rápida y ligera.
Las maniobras del Masaje Abdominal
El masaje abdominal comienza, como muchos tipos de masaje, con la maniobra de caricias superficiales y profundas para entrar en contacto con el cliente/paciente, evaluar su estado miotensivo y nervioso, y luego tratar de relajar los músculos abdominales y estimular reflexivamente la peristalsis intestinal.
Tras esparcir abundante aceite tibio entre las manos del masajista o en el abdomen del cliente, se realizan las siguientes maniobras en este, a mi juicio, orden cronológico:
- Golpes largos con una o dos manos en dirección horizontal respecto al cuerpo, empezando por debajo de las costillas y terminando en la zona pélvica;
- Movimientos ondulantes con las manos colocadas una sobre otra en el abdomen: suaves empujones hacia delante con la palma de la mano, luego, con las yemas de los dedos, llevar la piel hacia vosotros;
- Movimientos superficiales circulares en el sentido de las agujas del reloj con las dos manos colocadas una al lado de la otra ejerciendo una presión media con las yemas de los dedos para permitir que la zona abdominal se relaje;
- Fricciones horizontales y verticales sobre los músculos del abdomen, tratando de invitar a la persona masajeada a cooperar activamente con la respiración: durante las presiones suaves y lentas exhalar con el diafragma y deshinchar el abdomen;
- Movimientos de deslizamiento realizados con las manos planas y calientes colocadas en paralelo a las paredes laterales del abdomen realizadas en dirección caudal, desde el pecho hasta las caderas, y de ahí hacia atrás en dirección apical hasta la posición inicial;
- Vibración, golpecitos y sacudidas con las yemas de los dedos a lo largo de los intestinos para reactivar la circulación y el sistema nervioso neurovegetativo y, por tanto, la musculatura lisa involuntaria de los órganos internos con el fin de estimular la actividad peristáltica del intestino.
El masaje finaliza con ligeras maniobras de golpes y respiración diafragmática, y luego se deja que la persona masajeada permanezca unos minutos en estado de relax y abandono, y si es necesario, se cubre cuidadosamente todo el cuerpo con pañuelos calientes.
Por lo general, todas las maniobras deben repetirse al menos tres o cuatro veces, pero si se observa que a la persona masajeada le gusta especialmente un movimiento concreto, repítalo varias veces..
La duración total de un masaje abdominal es de alrededor 15-20 minutos.
¿Cuándo no se debe realizar un masaje abdominal?
No es necesario obtener el consejo de un profesional de la salud cuando se trata de personas en buen estado de salud, mientras que es aconsejable solicitar el consentimiento médico antes de proceder al tratamiento de masoterapia en el abdomen en aquellas personas que estén embarazadas, tengan antecedentes médicos de enfermedades inflamatorias pélvicas, endometriosis, diverticulosis o tengan riesgo de aneurisma.
La opinión del experto
Conviene recordar que a la hora de realizar un masaje abdominal hay que tener en cuenta no sólo los problemas físicos y orgánicos del sujeto, sino sobre todo su disposición a permitiros entrar en contacto con una de las partes más íntimas del cuerpo con tus manos, el centro de las emociones y la resistencia.
El consejo que puedo dar a los compañeros masajistas (que han seguido un curso de masaje cualificado) para un tratamiento exitoso es permanecer concentrado en el tacto, donde el ritmo, la presión y la regularidad son las peculiaridades que deben actuar con perfecto sincronismo. El masaje en el abdomen debe evocar emociones y placer en el receptor, por lo que debe parecerse al ritmo de una melodía en la que las notas se deslizan una tras otra de forma totalmente natural.
No importa si no se recuerda la secuencia cronológica descrita: para ayudar a establecer el ritmo, la repetición de las maniobras ayudará a la persona masajeada a percibir una sensación de relajación hasta el abandono total.
Por último, os aconsejo que actuéis de forma que mantengáis la tranquilidad física y mental en simbiosis entre masajista y cliente/paciente, que percibáis el agrado o malestar del cliente en respuesta a la intervención manual, que mantengáis durante todo el tratamiento una comunicación no verbal y cuando sea necesario verbal para ser conscientes de su nivel de bienestar.
«Sólo me queda desearte que experimenteis ahora con estas nociones mías y las guardeis como un tesoro, que pongais en práctica las técnicas descritas y que luego intenteis desarrollar vuestro propio estilo. ¡Buen trabajo!”