Cómo rellenar el Formulario de Anamnesis antes de un masaje
Está claro que, a medida que crecía la demanda, era necesario variar y ampliar la oferta para cubrir una red de usuarios en evidente crecimiento. Los operadores del masaje hemos tenido que crear una especie de escaneo del consumidor del servicio, nos sirve para poder realizar el trabajo de forma óptima y para que el usuario pueda apreciar las características de cada uno de los tipos de masaje existentes.
Para ello, es muy importante realizar una anamnesis minuciosa antes de un masaje (en el primer encuentro) con el fin de recabar la información necesaria para el proceso en curso y perfilar cuáles serán las técnicas más adecuadas.
¿Cómo podemos abordar esta primera reunión de forma ordenada sin perdernos en preguntas inútiles o irrelevantes o, peor aún, invadiendo un territorio que no es el nuestro?
La respuesta es sencilla: ¡hay que hacer las preguntas adecuadas!
- La primera pregunta que considero fundamental, además de las generalidades del cliente, es si se ha sometido alguna vez a un masaje; más que la información sobre las técnicas que se van a realizar, saber si la persona que tenemos delante es consciente de lo que va a ocurrir a continuación tiene una importancia que no hay que subestimar. Esto es así porque si nos acercamos a un neófito con un lenguaje muy técnico resultaremos difíciles de entender y al mismo tiempo es útil explicar, a veces incluso con detalle, en qué consiste básicamente nuestro trabajo. Poner a nuestro nuevo cliente a gusto es la condición básica para que nuestra entrevista inicial se desarrolle sin problemas; a veces le digo a la persona por adelantado que si algo no está claro, puede pararme e intentaré explicarme mejor.
- A continuación, tenemos que ir a averiguar el estado de salud reciente o actual y, si es necesario, anotar si algo no nos convence o si necesitamos más investigaciones o si creemos que una sesión de masaje no es indicada en ese momento. La profesionalidad y la seriedad suelen estar en estos pequeños detalles en los que demostramos que conocemos bien el tema.
El siguiente paso para elaborar una anamnesis antes de un masaje
En este punto tenemos dos datos que nos permiten dirigir nuestra atención a contraindicaciones más relativas. Con este término me refiero a aquellas situaciones en las que la persona se encuentra en un buen estado de salud para recibir un masaje pero tiene zonas corporales que no debemos ir a estimular y/o maniobrar porque no son de nuestra competencia.
Es muy importante ser conscientes de nuestros límites, pero también de nuestro ámbito de actuación; si una persona acude a nosotros y tiene un cuadro patológico/accidental como una hernia discal en la espalda, como masajistas estamos obligados a saberlo porque no debemos ir a aplicar presión o habilidades manuales profundas ahí para no despertar un dolor que no sabríamos manejar adecuadamente en nuestra descripción de trabajo.
Ahora, la información anamnésica que hemos recopilado ya nos permite enmarcar el enfoque correcto, ya que conocemos la información básica y podemos pasar a preguntas más específicas que siempre son útiles.
- Es importante saber si nuestro nuevo cliente tiene alergias a los productos que vamos a utilizar en el masaje, en cuyo caso le explicaremos los componentes de las pomadas o cremas que vamos a utilizar para evitar desagradables molestias, que pueden ir desde un simple picor hasta los casos más extremos en los que se revela un shock alérgico.
- Suponiendo que ya sabemos el tipo de masaje que debemos realizar, el siguiente paso es explicar en qué consiste la sesión, cuánto tiempo durará y cómo colocarse en la camilla para optimizar el trabajo.
- La última pregunta o tema a plantear se refiere a las expectativas que el cliente tiene del masaje elegido, aunque esta afirmación necesita una explicación exhaustiva.
Para concluir nuestra anamnesis antes de un masaje
Muchas personas que se inician en el mundo del masaje (que han realizado un curso específico de masaje), ya sean usuarios o futuros profesionales, suelen tener ideas confusas y no son conscientes de lo que un masaje puede aportar tanto en términos de beneficio como de gasto energético. A menudo sucede que la gente confunde los distintos tipos o que se imagina que un masaje deportivo es necesariamente siempre profundo y un masaje relajante similar a una caricia; abordar el tema de las expectativas pone al cliente en un ambiente de comprensión del potencial del masaje.
Aconsejar que uno puede sentirse dolorido o agotado después de un masaje profundo en los dos días siguientes nos ahorra a los profesionales tener que lidiar con posibles secuelas contradictorias y, sobre todo, informa a los que lo utilizan de que sería mejor evitar actividades pesadas para dar tiempo al cuerpo a recuperarse.
También en el tema de la expectativa está la frecuencia de las sesiones y la disponibilidad del cliente; si la posibilidad es semanal, estará claro que los beneficios serán mayores en el tiempo; viceversa, si la disponibilidad es más a largo plazo, tendremos que cadenciar nuestro masaje respetando este parámetro.
Este conjunto de preguntas nos situará en la posición adecuada para abordar nuestra anamnesis y poder realizar el masaje en el tiempo y la forma fisiológica.